El ‘boom’ de las energías renovables tras la era coronavirus

La pandemia nos ha enseñado lecciones esenciales, como la importancia de hacer una transición hacia energías renovables. Estos son los motivos.

Mario Picazo

Mario Picazo

Estas semanas que poco a poco volvemos a recuperar el pulso de nuestras vidas, muchos nos preguntamos, qué pasará una vez consigamos superar el coronavirus, cómo será la vuelta definitiva al trabajo, nuestro tiempo de ocio o la relación con amigos y familiares.

También nos preocupa la situación del medio ambiente a la que nos va a tocar volver, tras semanas de confinamiento con los niveles de NO2 más bajos de hace muchos años en buena parte del mundo. Nos preguntamos si el aire volverá a estar tan contaminado como antes o si en verano tendremos que soportar frecuentes olas de calor

Hay muchos interrogantes sobre como será nuestra vida en el periodo post-coronavirus.

Durante el confinamiento, la mayoría hemos disfrutando viendo estampas de cielos limpios de contaminación, de animales en libertad total o simplemente respirando aire puro aunque haya sido a través de ventanas o balcones.

Hemos sido testigos de algo poco habitual, de un escenario que muchos ni conocían, pero por desgracia, mucho de eso que nos ha hecho sentirnos mejor, podría ir desapareciendo a medida que volvamos a nuestro ritmo de vida habitual. Es casi como un trueque que nos va a tocar hacer para recuperar lo que teníamos antes de la llegada del virus. 

La reducción del trafico urbano en muchas ciudades del mundo durante el confinamiento ha transformado el aire que respiramos.

Aunque esta pandemia está siendo una batalla dura de librar para la humanidad, también ha servido para abrirnos los ojos en muchos aspectos. Por ejemplo, hemos aprendido que sí se puede mejorar la calidad del aire, teniendo en cuenta que cerca de 7 millones de vidas se van al año a causa de la contaminación.

Hemos aprendido que sí se puede mejorar la calidad del aire, teniendo en cuenta que cerca de 7 millones de vidas se van al año a causa de la contaminación

También, que reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, a la larga, podemos frenar el calentamiento global qué tanto está cambiando nuestro clima.

Pero si somos capaces de valorar cosas tan positivas como esas, ¿por qué no buscar la forma de que se hagan realidad a la vez que todos seguimos con nuestro día a día lejos de confinamientos y grandes restricciones? 

Una llamada a la reflexión

La situación que estamos viviendo ahora es un asalto preliminar de otro mucho más intenso que nos va a tocar pelear llamado cambio climático. Hace décadas que la ciencia nos está demostrando con rigor que existe y que va a ser una durísima batalla de librar si no actuamos con el mismo ímpetu con el que lo estamos haciendo hoy contra el coronavirus.

Cierto que son dos batallas muy distintas, la actual corta e intensa y la del cambio climático de gran dimensión y larga duración. Pero una buena parte de la población aún no se ha dado cuenta que el segundo asalto, el del cambio climático, va a ser muy duro.

La reducción de contaminates durante estos meses de confinamiento ha abierto los ojos de muchos. Esperemos que ahora sirva de ejemplo para los que tengan que tomar decisiones relacionadas con la mejora del medio ambiente en un futuro.

Dado que los humanos tendemos a olvidarnos rápidamente de muchas cosas, este periodo que vivimos tiene que servir para reflexionar y empezar a actuar sin demoras. Actuar para evitar que lleguemos a una situación similar o incluso más dramática que la actual.

Está claro que tenemos que solucionar el problema de la contaminación a la vez que limitamos el calentamiento global todo lo que podamos. 

Durante estos tres últimos meses en los que casi todos hemos estado más quietos que nunca, hemos conseguido reducir las emisiones de muchos gases.

En conjunto el parón de 2020 está previsto que reduzca las de dióxido de carbono en torno a un 8%. ¿Positivo? Sí, pero ¿suficiente para ralentizar el ritmo de calentamiento de la tierra que recomiendan los científicos? No.

Escenarios de aumento de temperatura y de nivel del mar hasta finales de este siglo relativos a la media de 1986-2005 en función del aumento de las emisiones de gases efecto invernadero CO2. Fuente : 5th IPPC Report.

Las renovables, como alternativa sostenible

La electricidad generada con combustibles fósiles supone un 25% de esas emisiones contraproducentes, mientras que la fabricación y el transporte suman un 21 y 14% respectivamente.

Si hay algo que realmente puede reducir la contaminación y su impacto sobre la salud y el clima terrestre, es reducir drásticamente esos porcentajes con una transición urgente hacia energías renovables.

En conjunto, el parón de 2020 está previsto que reduzca las emisiones de dióxido de carbono en torno a un 8%, una cifra insuficiente

Las noticias a este respecto no podrían ser mejores, ya que los dos componentes fundamentales necesarios para hacerlo, los paneles solares y las baterías para almacenar energía, están sujetos a economías de escala que los hacen cada vez más eficientes y asequibles.

La economía de las energías renovables se conoce cada día mejor. Hace años, solo era competitiva cuando estaba respaldada por subsidios gubernamentales. Hoy, la situación se ha revertido, y las energías renovables ya son más baratas que el petróleo, el gas o el carbón. Este nuevo escenario, en consecuencia, debería ayudar a cambiar y bastante el panorama energético global. 

La carrera de las renovables de los países

En 2019 las energías renovables han supuesto el 72% de las nuevas fuentes de energía instaladas, y además respaldadas por inversiones que podrían alcanzar rendimientos del 800%. En estos momentos, reconstruir el mapa de suministro de energía de un país, incluso los del mundo en desarrollo, nunca ha tenido más sentido. 

En 2019 las energías renovables han supuesto el 72% de las nuevas fuentes de energía instaladas, y además respaldadas por inversiones que podrían alcanzar rendimientos del 800%.

Por ejemplo, hay productores de carbón tan importantes como Australia, que tienen ya un plan para ahorrarse miles de millones por la caída de los costes de las energías renovables.  Estiman que el 90% de su suministro de energía podría basarse en energía solar y eólica para 2040 sin cobrar a los consumidores por el coste de la instalación.

Las renovables llegando pisando fuerte y los expertos creen que tras la debacle de los combustibles fósiles durante esta pandemia, será un sector que saldrá reforzado.

Noruega, un importante productor de petróleo, apuesta por electrificar todos sus vuelos nacionales para 2040. Hasta algunas compañías petroleras ahora están invirtiendo en energía solar, porque también es rentable.

Muchos pensaréis que hacer esta urgente transición energética requiere de una inversión económica sin precedentes, nada oportuna en estos momentos dada la situación económica y laboral global que vivimos. Pues sí y no, porque la inversión es lógicamente muy grande, pero el retorno es mayor aún. 

Según los expertos, con lo que nos ahorramos en otras cosas, en 7 años pagaríamos la factura para que en 2050 todo el planeta sea 100 por cien renovable. Se potenciaría un modelo de negocio seguro que generaría millones de empleos más estables.

Además, supondría entre otras cosas, mejorar la calidad del aire con lo que eso supone para la salud de millones de personas, y reducir además el impacto del cambio climático. Solo ahí, nos ahorraríamos dos facturas astronómicas, que cada año afectan la economía de un buen número de gobiernos.