Tipos de nieve que puedes encontrar en una estación de esquí

Os contamos los principales tipos de nieve que existen y cuales gustan más a los esquiadores.

José Mastral

José Mastral

A la hora de hacer una escapada a la nieve para practicar deportes de invierno, es importante conocer las superficie por donde uno se va a deslizar. Dependiendo de la época, de la estación y de las condiciones meteorológicas, existen distintos tipos de nieve.

Su diferenciación se establece fundamentalmente por el tacto, la consistencia y la textura. Además también influyen la altitud o el nivel de cota, la ubicación de la estación (de interior o cerca de la costa), la orientación de la pistas (hacia el norte o el sur), la climatología (más seco o más húmedo) y las condiciones meteorológicas.

En la Península Ibérica, una orientación norte de las pistas es sinónimo de más precipitaciones y nieve polvo pero una orientación sur significa un tiempo más seco y nieve dura.

La elección de un tipo de nieve específico viene determinado por el nivel de destreza, habilidad y experiencia del deportista, así como de las condiciones atmosféricas y de las pistas de esquí. Lo recomendable es prepararse ante cualquier circunstancia cambiante y saber adaptarse a todos los tipos de nieve.

Seguro que si tienes afición a los deportes de invierno, es de tu interés conocer los diferentes tipos de nieve que existen en las estaciones de esquí. A continuación lo detallaremos, así que sigue leyendo para no perderte ningún detalle.

tipos de nieve
Fuente imagen: Pexels

Nieve polvo

La nieve preferida por los esquiadores. Se conoce también como “nieve de azúcar” o “powder”. Es nieve suelta, muy blanda y esponjosa. Ideal para debutantes o novatos que se están iniciando.

El deslizamiento es rápido sobre ella y además los impactos se amortiguan mejor. El control de los esquís y de la tabla de snowboard es más sencillo sobre este tipo de nieve. Además es perfecta para las modalidades de “freeride” y “freestyle”.

Se origina cuando las condiciones de temperaturas y humedad son bajas. Entonces se forman cristales de nieve pequeños y separados entre sí.

Es la nieve recién caída pero si se tratan de nevadas intensas, con espesores importantes, se debe tener mucha precaución ya que, en consecuencia, aumenta el riesgo de aludes, especialmente en alta montaña.

Nieve dura

Se trata de un tipo de nieve más exigente por lo que es más indicada para los deportistas experimentados. Es menos cómoda al presentar una consistencia mucho más compacta y pesada.

Sucede cuando no se registran nevadas durante un tiempo prolongado por lo que es una nieve más asentada y apelmazada. De hecho es el resultado de contrastes de temperatura. Durante el día se va fundiendo poco a poco pero al llegar la noche se vuelve a congelar con la bajada de los termómetros.

Se caracteriza por facilitar en gran medida el deslizamiento de esquís y tablas de snowboard, tanto es así que para detenerse se requiere de una buena técnica al ser más complicado frenar. Es por ello que sobre ella se alcanzan grandes velocidades. Mucho cuidado con las caídas.

Para identificar esta clase de nieve basta con comprobar si se deja huella. Si no lo hace, es nieve dura.

tipos de nieve
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Nieve polvo-dura

La nieve más común de las estaciones de esquí. Se origina tras acumular nevadas nuevas y recientes sobre mantos de nieve compactados y asentados. Por tanto, se consiguen texturas propias de nieve polvo pero por encima de bases sólidas como es la nieve dura.

Además de ello, es resultado del trazado de las máquinas pisapistas sobre las pistas balizadas cuando presionan las capas de nieve acumuladas. Influye también la acción del sol y del viento.

Dadas sus condiciones es perfecta para todos los niveles, desde principiantes hasta expertos. Facilita la velocidad y los giros, al ser todavía esponjosa y no tan compacta. Sin embargo, se necesita una técnica adecuada.

Un truco para reconocerla es observar la superficie de nieve a últimas horas de la tarde. Si se localizan unas áreas congeladas y otras con nieve más fina, es nieve polvo-dura.

Nieve primavera

Es la propia del final de temporada en los meses situados en torno a la primavera. Las jornadas son más largas respecto a semanas atrás, por lo que los rayos solares impactan durante más tiempo y de forma más intensa sobre los mantos de nieve. Más común en las cotas medias y bajas de los sistemas montañosos.

En consecuencia, la nieve se convierte en más esponjosa y facilita el movimiento sobre ella. Aunque comienza a ser más irregular y te puedes quedar clavado, lo que requiere de una mejor destreza por parte de los deportistas. Además, el desgaste físico es notablemente mayor.

Se recomienda aprovechar la nieve de primeras horas para evitarla, con las temperaturas más bajas del día.

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Nieve húmeda

La menos aconsejable para la práctica deportiva sobre ella. Se la conoce también como “nieve de sopa”. Esta denominación se debe a que este tipo de nieve se origina por la fusión de la nieve al registrar temperaturas elevadas. Por ello, de estado sólido cambia a estado líquido.

La nieve húmeda contiene una alta cantidad de humedad en su composición. Durante las horas de sol las temperaturas se acercan al punto de congelación, dando lugar a un derretimiento parcial de la nieve pero solidificándose de nuevo al caer la noche si se tienen las condiciones.

Igualmente puede deberse a la masificación de personas en las pistas de esquí o a la precipitación de lluvia sobre la superficie nevada. Más habitual en climas cálidos.

Con nieve húmeda se incrementa el peligro por avalanchas y la disminución de la densidad de la nieve. Es por ello que la práctica del esquí y de snowboard es más difícil, ya que el control de movimiento y frenada es más incierto y complicado.

Nieve artificial

Es la nieve producida por los cañones de innivación, por lo que es artificial. El deslizamiento sobre ella no es de tanta calidad como la nieve natural. Además pueden formarse charcos de agua con el mínimo ascenso de las temperaturas, suponiendo un peligro para el deportista y dificultando la práctica deportiva.

Generalmente, de textura es más dura que la nieve natural. Se suele recurrir a ella en climas más cálidos y en zonas donde las nevadas se sitúan más limitadas y escasas.